HISTORIA DEL R.·.N.·.M.·.

o del vicio inherente de la política post independentista y la virtud por constituir una nación.

 

Contexto histórico. Durante los primeros 25 años de vida independiente, dice Mariano Otero: “En México no hay ni ha habido eso que se llama espíritu nacional, porque no hay Nación” esta es la parte de 25 años llenos de batallas ideológicas, políticas y militares. México había ensayado distintas formas de gobierno y parecía haberse equivocada en todas. Fracasaron los intentos de construir una república democrática, representativa, popular y federal; la república centralista de democracia selectiva; la monarquía moderada y la dictadura militar. Tres constituciones y varias reformas a las mismas, cuatro ejércitos extranjeros habían pisado territorio nacional y en se estaba por perder la mitad del territorio, ninguna derrotaba había construido en la población el sentimiento de Nación. La iglesia contaba con fueros y privilegios, agiotista y como banco de crédito y avío; controlaba la educación primaria y superior, nadie podía nacer, casarse y morir ni tener cédula de identificación sin su avío, sólo ellos sabían quién era mayor de edad, por lo tanto quién podía votar, diezmos y donaciones, indulgencias y vicio y corrupción eran la constante, en una nación casi sin Estado. México contaba con ocho millones de habitantes, bajísima la densidad de población en todos los territorios. El 90% estaba esparcido en millares de aldeas y solo el 10% en las ciudades y la esperanza de vida era de 24 años. El comercio interno nulo, no había una sola vía natural de comunicación y los caminos eran escasos y malos. Rebeliones indígenas, haciendas anquilosadas en la explotación, y pobreza absoluta. México estaba aislado del resto del mundo, los dos océanos no representaban las vías de comunicación pues los puertos eran pocos, malos y separados de la parte habitada del territorio por regiones insalubres y abruptas serranías. El sur no nos acercaba al mundo y el norte era un desierto deshabitado.

 

En este país pobre, rural, aislado, con una población analfabeta y sin sentimiento de Nación, fue en el que Nueve Masones, 4 del rito de York y 5 del REAA, deciden poner un alto al vicio ideológico que había escindido la cámara de representantes en dos gérmenes de partidos políticos y fundar. José Maria Mateos comenta que en el año de 1825 con el objeto de superar las disputas políticas entre escoceses y yorkinos funda el RNM junto con ocho masones más. El Gran Oriente de Francia resguarda una copia certificada de la Carta Patente de la Gran Logia la Luz del RNM que constata la fundación de esa obediencia el 21 de enero de 1826, quedando como gran Maestro Guillermo Gardet.

 

Es aquí en donde se exalta la virtud y la vemos reflejada en el propósito fundamental de su fundación: Trabajar por la armonía entre los hombres y desterrar las preocupaciones religiosas, incluso las admitidas por la masonería, conservar puros sus misterios y transmitirlos a las generaciones futuras”. Subyacente en este sentido, se buscaba la creación de un partido político nacional vinculado con un programa progresista, por lo que se enarbolan símbolos patrios con símbolos masones, como el lema de “Dios y Patria”, la bandera mexicana y el águila azteca. Otra de las virtudes promovidas fue la “Felicidad de los hombres y su perfeccionamiento, haciéndolo amparados de la libertad de hacer todo aquello que no perjudicara a un tercero.

 

El símbolo del sello del RNM, no puede ser más mexicano, un águila de cabeza blanca, justamente el “iztac cuautli, oriunda de la meseta central del México, y no el águila aragonesa o con vicios europeos; usar esta águila en la posición descendente, como en el glifo del nombre de Cuauhtémoc, (cuautli=águila, temo=descender, bajar de) (mal traducido y con los vicios de la conquista que malintencionadamente nombraron como “águila que cae” haciendo referencia al último emperador azteca) y que realmente debe traducirse como águila que desciende de los cielos a la tierra. Nuestro sello habla por sí mismo, el águila con alas abiertas desciende del sol, es decir, de la luz, baja para emplumar, embellecer, iluminar y no atacar a la serpiente, signo de sabiduría y sacerdocio entre los Aztecas, en su pico cuenta con el Compás y la escuadra, signos precisamente de la unidad entre lo terreno y lo divino. Constituir un rito es brindar la posibilidad de generar una identidad, entre ellas, se especificó que los iniciados en este rito serían llamados Mexicanos, lo que hace promover una nueva personalidad a una nación que como ya se vio es apenas naciente. Es este rito el que promueve una de las más grandes reformas a la constitución, ya que una vez generada, se entabla una lucha por promover el verdadero laicismo y anticlerisismo, Lerdo, Ignacio Ramirez, Valentín Gomez Farías, Ignacio Comonford, etc, son los personajes que dan sentido a esta nueva forma de “Constituir” un país, por lo que ésta constitución es tan sagrada para nuestro RNM que la tenemos pues en el Ara, como recordatorio de que el esfuerzo del Constituir un País alejado de los vicios del anquilosamiento en el poder, construya realmente la verdad, busque inherentemente a sus principios la igualdad, por lo que en 1887, se da el paso que distingue al RNM del resto del mundo: “aceptar a la mujer como miembro activo en las funciones de la construcción de la verdad y del progreso del género humano”. A mi parecer una de las virtudes más grandes con las que contamos además de ser signo de igualdad y equidad.

 

Durante el periodo de Porfirio Díaz como presidente de la República, la “Gran dieta” suscribe a todos los masones en un solo organismo centralizado y controlado, pero el RNM mantiene su autonomía y es precisamente que desde éste, se darán más adelante los brillantes logros en la constitución de 1917.

Estimados y Q.:H.:T.: no es casualidad encontrarnos hoy en día reunidos en esta logia del RNM, no es casualidad que el universo haya movido sus energías y el amor de Dios nos reúna este este momento histórico y nos muestre nos tan nobles principios que deben constituir a una nación. Es nuestra obligación llevar los principios masónicos al orbe de lo profano y rearmar el vicio y del dispendio al que se ve sometida la nación, la virtud de los más sublimes ideales de nuestros padres fundadores, regresar al verdadero laicismo, continuar alentando los símbolos que nos dan verdadera identidad patriota, y buscar que nuestras acciones estén siempre encaminadas A.·.T.·.D.·.L.·.V.·. Y A.·.P.·.D.·.G.·.H.·. y llevan hasta lo más alto las palabras más nobles de uno de nuestros más insignes maestros: “entre los individuos como entre las naciones:

 

 

“El respeto al derecho ajeno, es la paz”

 

M.·.M.·. Joel Gutiérrez